El sueño es uno de los pilares fundamentales de nuestra salud física y mental. Solemos descuidarlo por exigencias de la vida cotidiana, pero dormir bien es tan vital como alimentarse adecuadamente o hacer ejercicio, y su falta puede tener consecuencias graves para nuestra salud.
El impacto del sueño deficiente en la capacidad de concentración y en el rendimiento cognitivo es significativo. Nos volvemos menos productivos, más propensos a cometer errores y menos capaces de resolver problemas. La memoria se ve afectada, y las tareas diarias, que normalmente serían fáciles, se vuelven más difíciles de gestionar. A largo plazo, la falta de sueño puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.
También tiene un impacto profundo en la regulación de la glucosa, afectando la sensibilidad a la insulina, los niveles de hormonas del estrés y el control del apetito. Priorizar un buen descanso puede ayudar a mantener el equilibrio hormonal y la salud general, incluyendo el control óptimo de los niveles de glucosa en sangre.
¿Cómo mejorar la calidad del sueño?
Existen varias estrategias y hábitos que pueden ayudar a lograr un sueño más reparador:
Establecer una rutina de sueño: Irse a dormir y despertarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, regula el reloj interno del cuerpo, lo que facilita conciliar el sueño y tener un descanso más profundo.
Crear un entorno propicio: Mantener el dormitorio oscuro, fresco y silencioso favorece un mejor descanso. Evitar distracciones como los dispositivos electrónicos también es crucial, ya que la luz azul que emiten interfiere con la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño.
Limitar la exposición a pantallas: Muchas personas utilizan sus teléfonos o ven televisión justo antes de acostarse. Este hábito afecta negativamente la calidad del sueño, ya que la luz de las pantallas suprime la producción de melatonina. Para mejorar el sueño, es recomendable evitar su uso al menos una hora antes de acostarse.
Ejercicio Regular: La actividad física regular ayuda a regular el reloj circadiano y favorece el sueño profundo. Sin embargo, es importante evitar el ejercicio intenso justo antes de acostarse, ya que puede aumentar los niveles de energía y dificultar conciliar el sueño.
El sueño no es un lujo ni una pérdida de tiempo, sino un componente esencial para nuestra salud mental, emocional y física. Al aplicar estrategias para mejorar la calidad del sueño, podemos reducir el estrés, aumentar la concentración y vivir una vida más equilibrada y saludable.
Gina Oropeza
Lic. en Psicología, Educadora en Diabetes Certificada, Instructora Certificada de Bomba de Insulina. Viviendo con diabetes tipo 1
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