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Alejandro Gazca

Esmeralda: criminalización y justicia en un caso de violencia sexual infantil en Querétaro

En un México que busca justicia con perspectiva de género, el caso de Esmeralda, una niña de catorce años víctima de violación en Querétaro, expone profundas fallas en el sistema judicial y en los derechos humanos. La historia de Esmeralda —quien quedó embarazada tras ser violada, sufrió un aborto espontáneo y ahora enfrenta una acusación de homicidio y una posible condena a prisión y pago de indemnización a su agresor— ha generado una oleada de indignación social y subraya la urgencia de reformar cómo se manejan los casos de violencia sexual en menores de edad.

La historia de Esmeralda: victimización y desprotección

Todo comenzó en 2023, cuando Esmeralda fue agredida sexualmente por un joven cercano a su familia. A pesar de que la denuncia se realizó, el caso fue desestimado. El agresor negó los hechos y, debido a que Esmeralda no pudo proporcionar la fecha y hora exactas de la agresión, las autoridades decidieron no avanzar. Poco después, se descubrió que la niña había quedado embarazada. Sin embargo, al sufrir un aborto espontáneo a los cuatro meses de gestación y acudir al hospital por una hemorragia, el personal médico informó a las autoridades, lo que resultó en la criminalización de Esmeralda por homicidio.

Para las autoridades de Querétaro, encabezadas por el fiscal Víctor de Jesús Hernández, la muerte del feto es atribuible a una asfixia provocada, lo que consideran un acto de estrangulamiento. No obstante, el colectivo ADAX Digitales, a través de su presidenta Mayra Dávila, ha señalado que el peritaje revela que la causa de muerte fue una asfixia prenatal, conocida como hipoxia fetal crónica, indicando un aborto espontáneo. Mayra Dávila también denuncia la negligencia en la investigación de la violación y la protección que parece haberse otorgado al agresor.

Justicia sin perspectiva de género: recriminaciones a la fiscalía de Querétaro

El manejo del caso por parte de la Fiscalía ha sido cuestionado por varias irregularidades, entre ellas la nula investigación al agresor, quien, a pesar de que una prueba genética lo identifica como padre del feto, no enfrenta cargos por violación ni falsedad de declaración. Aunado a esto, la defensa legal de Esmeralda, que fue llevada a cabo por un defensor de oficio, no impugnó la decisión de desestimar el caso de violación, lo que dejó a la menor desprotegida ante un sistema judicial que parece inclinarse a favor del agresor.

Mayra Dávila exige que el caso sea revisado con perspectiva de género, señalando que la Fiscalía no solo omitió investigar a fondo la violación, sino que además optó por criminalizar a la niña, sin tener en cuenta su vulnerabilidad, sus condiciones socioeconómicas y la realidad de una familia con limitado acceso al conocimiento y recursos legales.

La respuesta del gobierno y la sociedad

Ante la polémica, la presidenta Claudia Sheinbaum, en la mañanera, condenó la criminalización de Esmeralda y prometió apoyo legal para la familia de la menor. Sheinbaum asignó el caso a Citlalli Hernández, titular de la recién creada Secretaría de las Mujeres, quien ha señalado en redes sociales la ilegalidad del proceso y ha propuesto una mesa de trabajo con las autoridades locales, incluyendo al gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri, y representantes legales de Esmeralda.

La lucha por la justicia: ¿Esmeralda o el sistema?

El caso de Esmeralda es un reflejo de las múltiples capas de violencia estructural y patriarcal en México, donde las niñas y mujeres víctimas de violencia sexual son criminalizadas en lugar de recibir protección. Este proceso no solo afecta a Esmeralda, sino que perpetúa la cultura de impunidad que permite que agresores sexuales queden libres y, en este caso, potencialmente reciban indemnización de sus víctimas.

Este caso ha encendido nuevamente el debate sobre la necesidad de aplicar la perspectiva de género en los sistemas judiciales de México. La falta de sensibilidad y rigor en la investigación inicial, el nulo seguimiento al agresor y la carga de culpa impuesta sobre una menor violada y desprotegida son un ejemplo de los múltiples niveles de opresión que enfrentan muchas mujeres y niñas en el país.

La historia de Esmeralda debe llevarnos a una reflexión profunda sobre las fallas del sistema judicial y de protección en México. En un país donde la justicia parece depender de la presión social y mediática, Esmeralda representa una realidad dura y cruda que aún enfrenta la mayoría de las niñas y mujeres que intentan sobrevivir en un entorno de constante violencia de género.

Pero bueno, ¿qué podemos esperar de Querétaro? Si fue sede oficial de la batalla Emos vs. Punks. En Fin…

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