DEJANDO HUELLA

Entrevista perronas con gente de pocas pulgas

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El show fue de Max: paliza récord, drama naranja y Ferrari se hunde en su propio GP

Max Verstappen convirtió Monza en su pista privada: largó desde la pole, se quitó de encima a Norris en la primera chicana y desapareció. Victoria con más de 19 segundos de ventaja y récord de carrera más rápida en la historia de la Fórmula 1. Mientras tanto, McLaren regaló drama con órdenes de equipo y Ferrari se desplomó frente a su propia afición, dejando a los tifosi con la bandera en la mano y el corazón en terapia intensiva.

El huracán Max

La largada fue el único momento donde alguien pudo incomodarlo. Norris se tiró con todo en la chicana, Max cedió para evitar sanciones, y por un segundo parecía que veríamos pelea real. Pero al segundo intento, Verstappen lo pasó como si nada y desde ahí fue intocable. Red Bull clavó la estrategia, el ritmo fue de otro planeta y Max hasta se dio el lujo de marcar la vuelta rápida. El récord de la carrera más veloz de la historia fue la cereza para un domingo que tuvo dueño absoluto.

Drama naranja versión 2.0

McLaren estaba para doble podio sin despeinarse, pero el pit stop de Piastri fue más rápido y el australiano salió delante de Norris. Parecía un triunfo personal, hasta que llegó la radio: “Oscar, deja pasar a Lando”. Piastri obedeció, pero la cara lo dijo todo. Norris se llevó el segundo lugar, Oscar el tercero, y el equipo un aplauso tibio: ganaron puntos, sí, pero sembraron tensión en un garaje que ya tiene demasiada pólvora acumulada.

Ferrari y la caída libre

Leclerc terminó cuarto, pero con un coche que nunca olió el podio. Russell quinto y Hamilton sexto lo rebasaron en ritmo puro, dejando al Cavallino como un invitado incómodo en su propia fiesta. Lo de Ferrari fue un espejismo: buenos libres, discurso optimista, pero en carrera otra vez se desmoronaron. En Monza, con todo el estadio de su lado, entregaron un papelón más para la colección y confirmaron que lo de “volver a ser grandes” se queda en eslogan.

Los demás en la foto

Russell: sólido quinto, como ese amigo que siempre cumple, aunque nadie lo llama para la foto divertida.

Hamilton: remontó hasta sexto con adelantamientos quirúrgicos, pero aún le falta chispa para pelear arriba; parecía un abuelo enseñando a los nietos cómo correr.

Alonso: rompió la suspensión… como si estuviera en la Ciudad de Puebla y se hubiera comido un bache imposible. Domingo para olvidar.

Ocon: sanción por bloquear, demostrando que no solo en la pista hay que tener cuidado, también con los ojos del comisario encima.

Antonelli y Bortoleto: los rookies rodaron sin errores, como quien va a la feria a pasear y solo mira la montaña rusa de lejos.

Racing Bulls: Lawson y Hadjar cumplieron con la discreción absoluta, casi invisibles… como quien trata de pasar desapercibido en un concierto de reggaetón.

Williams: Albon y Sainz sudaron la gota gorda, pero quedaron fuera de puntos, como los que van a la boda y solo están para traer los refrescos.

Mundial encendido

Oscar Piastri sigue líder con aire, pero ya no tanto: Norris le recortó y la diferencia bajó a 31 puntos.

Lando Norris acecha con hambre, más rápido que nunca y con un muro que parece jugar al equilibrista.

Max Verstappen suma 230 puntos y, aunque sigue tercero, dejó claro que en cuanto Red Bull le dé coche, él devuelve el campeonato a sus manos.

Mercedes salva los muebles con Russell y Hamilton, todavía “los mejores del resto”, pero sin olor a título.

Ferrari directamente borrado: Leclerc cuarto en carrera, pero hundido en la tabla, y Sainz ni siquiera en puntos. Los tifosi se aferran más a la nostalgia que a la esperanza.

Monza fue la confirmación de jerarquías: Verstappen en modo intocable, McLaren obedeciendo órdenes como si fueran pasantes mal pagados y Ferrari regalando pena ajena en su propia casa. Los tifosi se fueron cabizbajos, Mercedes celebró un quinto lugar como si fuera podio y el resto… bueno, como siempre, haciendo bulto. El campeonato sigue encendido: Norris quiere, Piastri resiste y Verstappen ya recordó cómo se domina esto. Y lo de Ferrari… mejor ni les pregunten, todavía están buscando el ritmo entre las gradas.