En plena temporada de lluvias y con los riesgos que esto implica para algunas zonas de la ciudad, el Gobierno de Puebla capital está reforzando las acciones preventivas para proteger a quienes viven cerca de ríos y cauces. Esta vez, la intervención fue en la colonia Jardines de Juan Bosco, ubicada a pocos metros del río Atoyac, una zona considerada vulnerable a inundaciones y encharcamientos severos.
A través del Comité Tláloc —una estrategia de prevención que reúne esfuerzos del gobierno municipal, estatal y federal— se realizó una jornada comunitaria encabezada por el equipo de Protección Civil del municipio, con el objetivo de anticiparse a posibles emergencias causadas por fenómenos hidrometeorológicos.
El trabajo en campo fue coordinado por el Departamento de Alertamiento e Información, perteneciente a la Dirección de Gestión de Riesgos de la Secretaría de Gestión y Desarrollo Urbano. Como parte de la jornada, personal especializado y vecinos participaron en un diagnóstico comunitario para ubicar los puntos de mayor riesgo y así diseñar medidas de protección más efectivas.

Además, se ofreció una plática informativa sobre qué hacer en caso de lluvias intensas o posibles desbordamientos del río. El enfoque fue claro: reforzar la cultura de la prevención desde casa y con la participación activa de la comunidad.
Uno de los puntos clave de esta jornada fue la convocatoria para crear brigadas ciudadanas, es decir, grupos de vecinos que puedan apoyar en tareas de monitoreo, alerta temprana y respuesta rápida ante cualquier eventualidad. Se distribuyó también material informativo y se compartieron directorios con números de emergencia para facilitar el contacto con autoridades.
Con estas acciones, el Ayuntamiento —encabezado por el alcalde Pepe Chedraui— reafirma su apuesta por una protección civil más cercana a la gente, que no espere a que el problema llegue, sino que actúe de manera preventiva y coordinada con quienes viven en las zonas más expuestas.
El mensaje es claro: prevenir salva vidas, y el trabajo conjunto entre gobierno y ciudadanía puede marcar la diferencia frente a fenómenos naturales que, cada año, ponen a prueba la infraestructura y la resiliencia de las ciudades.