El bosón de Higgs, comúnmente denominado la “partícula de Dios”, representa uno de los hitos más significativos en el campo de la física moderna, proporcionando una comprensión fundamental sobre la estructura del cosmos. La Universidad de Edimburgo, en Escocia, anunció el fallecimiento de Higgs en un comunicado emitido este martes, informando que el destacado científico dejó este mundo el pasado lunes.
En la década de 1960, Higgs y sus colegas desarrollaron una teoría revolucionaria para explicar la presencia de materia en el universo, desencadenando la búsqueda de una partícula que unificara las tres fuerzas fundamentales: el electromagnetismo, y las fuerzas nucleares fuerte y débil.
El profesor Brian Cox, físico de la Universidad de Manchester y miembro del CERN, recordó a Higgs como una figura inspiradora y modesta, cuyo legado perdurará en la comunidad científica.
El descubrimiento del bosón de Higgs se materializó en 2012, gracias a los experimentos realizados con el Gran Colisionador de Hadrones del CERN en Suiza. Este hito condujo a Higgs a compartir el premio Nobel de Física en 2013 con el físico belga Francois Englert.
A pesar de su timidez y aversión a la atención mediática, Higgs se convirtió en un ícono de la ciencia, admirado por su modestia y claridad en la explicación de conceptos complejos.
La comunidad científica lamenta profundamente la pérdida de Peter Higgs, cuyo legado perdurará como un faro de conocimiento y humildad en la exploración del universo.