
Puebla, Pue. – Con el objetivo de ofrecer alternativas más seguras y saludables a los colorantes artificiales presentes en gran parte de los alimentos procesados, investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) desarrollaron pigmentos naturales a partir de la cáscara de Renealmia alpinia, un fruto silvestre originario de la Sierra Norte de Puebla.
Este proyecto, encabezado por el doctor Juan José Luna Guevara, académico de la Facultad de Ingeniería Química, logró generar pigmentos microencapsulados que, además de no representar riesgos para la salud, contienen compuestos antioxidantes. La innovación ya cuenta con dos registros de patentes ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial: uno sobre tortillas de maíz enriquecidas con la pulpa de este fruto, y otro sobre la obtención de microencapsulados de su cáscara.
Un fruto con riqueza cultural y nutricional
El Renealmia alpinia, conocido en totonaco como x´kijit, crece en la región de Cuetzalan. Su pulpa de color amarillo intenso y su cáscara rojo-violácea permiten obtener tonalidades que van del morado al azul marino. Además, se distingue por su alto contenido de proteínas y grasas saludables en comparación con otras frutas.
Este recurso fitogenético también tiene un valor cultural: en las comunidades de la Sierra Norte se utilizan sus hojas para envolver tamales, y forma parte de la tradición culinaria de la región.
Financiamiento y planta piloto
El proyecto recibió financiamiento de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), dentro de la convocatoria “Maduración de tecnologías, mejoramiento de la inventiva y retos tecnológicos para la atención de problemáticas nacionales prioritarias”.
Gracias a este apoyo, se instalará un invernadero y una planta piloto en Ciudad Universitaria 2 (CU2), donde se replicarán las condiciones de cultivo del fruto y se procesarán los pigmentos naturales. Además, se evaluará el potencial de la planta Tecoma stans, empleada tradicionalmente en el tratamiento de la diabetes.
En la planta piloto se realizarán pruebas fisicoquímicas, de calidad, microbiológicas y de estabilidad de los polvos obtenidos. A futuro, se busca su comercialización. De hecho, ya existen dos empresas interesadas: una dedicada a la producción de cárnicos y otra a aditivos para la industria alimenticia.
Colaboración académica
En la investigación participan, además de especialistas de la BUAP, académicos de la Universidad Intercultural del Estado de Puebla, la Universidad Iberoamericana campus Puebla y la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos.
El doctor Luna Guevara destacó que, además de la innovación científica, este trabajo busca rescatar y difundir un recurso poco explotado pero con un alto potencial nutricional, cultural y económico. Con apoyo de cocineras tradicionales de Cuetzalan, se exploran nuevos usos del fruto para fortalecer su aprovechamiento y conservar su valor en la gastronomía local.



