Estudiantes y profesoras lideran proyecto en Tabasco para evaluar los efectos del calor extremo y la contaminación en estos primates en peligro crítico.
Después de que en 2024 más de 340 monos aulladores murieran en el sureste del país por una ola de calor histórica, la selva de Tabasco vuelve a tener visitantes científicos. Esta vez no para contar pérdidas, sino para proteger a los sobrevivientes. Un equipo de investigadoras, profesoras y estudiantes de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UPAEP regresó al epicentro de la tragedia para monitorear la salud de estos primates que hoy están al borde de la extinción.
“La salud de los monos es la salud del ecosistema. Si ellos están mal, todos lo estamos”, dice con claridad la Dra. Fabiola Carolina Espinosa Gómez, coordinadora del proyecto. Bajo su liderazgo, y junto con instituciones como la UNAM, INECOL, COBIUS y ASVET, este monitoreo busca entender qué sigue poniendo en riesgo a estos animales, incluso después de haber sobrevivido a una emergencia ecológica sin precedentes.
De vuelta a la selva
En junio, el equipo de la UPAEP viajó a los municipios de Cunduacán, Comalcalco y Paraíso, en Tabasco. El objetivo: hacer estudios clínicos y de comportamiento a tres grupos sociales de monos aulladores de manto (Alouatta palliata mexicana) en zonas de selva fragmentada entre plantaciones de cacao.
Durante las jornadas, se tomaron muestras de sangre, heces, pelo y saliva, bajo protocolos estrictos de bioética. También se midieron niveles de desnutrición, estrés térmico, exposición a metales pesados y presencia de parásitos. Todo esto, dentro del enfoque One Health (Una sola salud), que relaciona directamente la salud de los animales, el medio ambiente y los humanos.
Jóvenes, mujeres y ciencia con causa
Un rasgo que distingue este proyecto es el liderazgo de estudiantes y pasantes, todas mujeres, que han tomado en sus manos distintas líneas de investigación:
- Valeria Evelyn Flores Cuéllar analiza parásitos intestinales que podrían ser señales de presión ambiental e incluso transmisibles al ser humano.
- Goretti Bonilla Guevara investiga contaminación por metales pesados: “Aunque son zonas rurales, la actividad humana podría estar envenenando el entorno”.
- Grecia García Guzmán estudia las proteínas salivales de los monos, que indican si están digiriendo bien o sufren desnutrición.
- Karla Paola Enciso Zafra rastrea proteínas de choque térmico, una especie de “alarma biológica” ante el calor extremo.
- Jovanna León Peña se enfoca en la nutrición y microbiota intestinal de los monos.
“Una parte de mí se quedó allá en la selva”, comparte Goretti. “Verlos agonizar fue devastador. Pero también me hizo más fuerte como investigadora”.
El grito que nadie escuchó
Durante el verano de 2024, las temperaturas en algunos puntos de Tabasco superaron los 42°C durante días consecutivos, lo que provocó una mortandad masiva. Los monos, acostumbrados a vivir en lo alto de los árboles, fueron encontrados en el suelo, deshidratados, desorientados… o ya sin vida.
Según Espinosa Gómez, en algunos municipios murieron hasta el 31% de la población local de estos primates. Hoy, el mono aullador de manto mexicano figura en la lista roja de la UICN como una de las especies de primates más amenazadas del planeta.
Resultados que pueden salvar vidas
Este esfuerzo multidisciplinario —que incluye médicos veterinarios, microbiólogos, parasitólogos y ambientalistas— apunta a generar ciencia útil para diseñar estrategias de conservación más eficaces. Los datos obtenidos ya muestran alteraciones en biomarcadores que podrían indicar exposición crónica al estrés ambiental y contaminación.
“El reto no es solo proteger a los monos, sino también aprender de ellos. Son bioindicadores. Lo que les afecta a ellos, también puede afectarnos a nosotros”, señala Espinosa.
Ciencia desde México para el mundo
El proyecto es financiado por la UPAEP, con apoyo de organizaciones como COBIUS, A.C., la ONG internacional Re:wild (respaldada por el actor Leonardo DiCaprio), AJEMEX y GACUA.
En palabras de Espinosa, esta experiencia demuestra que la ciencia en México puede generar impacto real:
“Las jóvenes están haciendo ciencia de frontera en condiciones difíciles. Y lo hacen con corazón y compromiso”.
Un llamado urgente
Los monos aulladores son vitales para mantener los bosques tropicales: dispersan semillas, controlan plagas y mantienen el equilibrio natural. Perderlos sería como quitar una pieza clave del rompecabezas ecológico.
“Durante la mortandad, los monos aullaron… pero nadie escuchó”, concluye Espinosa.
“Hoy nos toca a nosotros alzar la voz por ellos”.
Si quieres saber más sobre cómo apoyar o seguir el proyecto, busca las redes de la FMVZ-UPAEP o COBIUS A.C., donde se publican avances del monitoreo. Porque la ciencia no solo se lee, también se escucha… y se aúlla.