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Rescatan tumba secreta de antiguos nómadas en una cueva de Coahuila

Un descubrimiento digno de película de aventuras: en lo profundo de una cueva casi invisible en las montañas de Ocampo, Coahuila, arqueólogos del INAH lograron rescatar un conjunto mortuorio de más de 500 años de antigüedad, perteneciente a las culturas del desierto. Todo comenzó gracias a una denuncia ciudadana que alertó sobre saqueadores que ya habían puesto manos (y picos) sobre estos vestigios prehispánicos.

El hallazgo no fue nada sencillo. Guiados por un diminuto agujero de apenas 50 centímetros de ancho, los especialistas —apoyados por exploradores de la Asociación Coahuilense de Espeleología— descendieron por tiros verticales, atravesaron grietas y llegaron a una cámara semicircular que resguardaba un tesoro histórico: los restos de al menos 17 personas, incluyendo niños, adultos y ancianos, así como fragmentos de textiles, cestos y petates que acompañaban los entierros.

Entre los descubrimientos más impresionantes destaca un cráneo infantil con dientes de leche intactos, un detalle que, pese al saqueo, ayuda a reconstruir cómo vivían —y cómo despedían a sus muertos— los antiguos grupos cazadores-recolectores del norte de México.

“El lugar fue profanado y eso alteró mucho el contexto original”, explicó el arqueólogo Yuri de la Rosa Gutiérrez, quien comparó este enterramiento con la famosa Cueva de la Candelaria, explorada en los años 50. Sin embargo, esta nueva cueva se encuentra todavía más cerca de la frontera con Estados Unidos y podría arrojar datos inéditos sobre la vida de estos pueblos.

Los expertos detallaron que los pobladores del desierto eran hábiles fabricantes de sogas y cordeles, herramientas con las que lograban descender a estas cavernas profundas para depositar a sus muertos envueltos en tejidos y acompañados de ofrendas.

Por la magnitud de los daños y el riesgo de que siguiera el saqueo, el INAH decidió rescatar todos los materiales: 12 cráneos completos, cientos de huesos y 15 fragmentos de petates prehispánicos, que ya fueron trasladados al Museo Regional de La Laguna, en Torreón. Allí se limpiarán, conservarán y estudiarán a detalle.

Además de ser un importante avance arqueológico, este rescate representa un acto de respeto hacia un lugar sagrado que estaba siendo destruido por la codicia. La cueva se incorporará al catálogo nacional de sitios arqueológicos registrados en Coahuila, con la esperanza de que futuras generaciones conozcan y valoren la historia que guardan sus profundidades.