El pasado lunes, el director de la PROFECO, Iván Escalante, presentó el monitoreo del programa “¿Quién es Quién en los Precios?”, destacando que el costo de la canasta básica de 24 productos esenciales debe mantenerse por debajo de los 910 pesos. Ese mismo día, Altagracia Gómez Sierra, coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico, encabezó la presentación del Plan México en Palacio Nacional, invitando a los ciudadanos a consumir productos nacionales y a los empresarios a invertir en el país para fortalecer la economía local.
Sin embargo, mientras pronunciaba un apasionado discurso en favor del consumo interno, Gómez Sierra lucía un abrigo de la marca italiana Miu Miu, valorado en aproximadamente 58 mil pesos mexicanos, un detalle que no pasó desapercibido y desató críticas en redes sociales. La razón: el costo de la prenda equivale a más de 63 canastas básicas, tomando como referencia el precio más bajo registrado por la PROFECO (767.80 pesos).
Plan México: un paso hacia el desarrollo, empañado por la contradicción
El Plan México presentado por Gómez Sierra busca fomentar el desarrollo industrial, mejorar la sostenibilidad, fortalecer las cadenas de valor, y generar empleos bien remunerados. Además, resalta la importancia del comercio justo y la capacitación para elevar la calidad de vida de los jóvenes. Sin duda, son pilares fundamentales para el crecimiento económico.
No obstante, el impacto de las políticas públicas radica tanto en su contenido como en la credibilidad de quienes las impulsan. Aunque el llamado a “consumir en México” es un mensaje crucial para impulsar la economía nacional, el contexto y las acciones que lo acompañan juegan un papel decisivo en su eficacia. Vestir un atuendo cuyo costo supera el gasto mensual en alimentos de muchas familias mexicanas genera un mensaje ambiguo que erosiona la confianza en el liderazgo.
La congruencia, un valor esencial en el liderazgo
El costo de la prenda italiana no solo se mide en pesos, sino también en percepción pública. Al hablar de consumo responsable y de invertir en México, se espera que quienes encabezan estas iniciativas encarnen los valores que promueven. Este principio es especialmente relevante cuando, según la PROFECO, la canasta básica más cara llegó a un costo de 1,017.90 pesos. Comparar ese valor con el precio del abrigo nos recuerda que el liderazgo efectivo requiere no solo de discursos inspiradores, sino también de coherencia entre palabras y acciones.
Consumo local: una apuesta colectiva
La invitación de Gómez Sierra a confiar en México, consumir productos nacionales, y elegir el país como destino para estudiar y trabajar es un mensaje que debe fortalecerse a través del ejemplo. La congruencia en los gestos cotidianos de quienes impulsan políticas públicas es fundamental para consolidar la confianza ciudadana.
Más allá de la polémica, el incidente es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de alinear los mensajes con las acciones. El desarrollo económico sostenible, la inversión local, y la promoción del comercio justo no son solo objetivos económicos, sino también compromisos éticos que requieren liderazgo auténtico y congruente.
La verdadera apuesta: congruencia para transformar
El Plan México representa un llamado a pensar en grande, pero la credibilidad de su mensaje depende de la capacidad de sus promotores para vivir los valores que defienden. Al final, la congruencia no es solo una cuestión de imagen, sino una poderosa herramienta para construir la confianza necesaria para alcanzar el cambio. La invitación a consumir en México debe resonar no solo en el discurso, sino en cada elección cotidiana de quienes lideran el camino hacia un futuro más próspero y equitativo para todos.