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Larissa Colchado

El oscuro secreto del pavo más vendido en Estados Unidos

Lo que PETA descubrió en Butterball es más que aterrador

Hoy me encontré en las redes con una noticia escalofriante que, aunque sé que es una situación lamentablemente común en las grandes industrias, me dejó helada al ver toda la documentación. La organización PETA ha señalado a la empresa estadounidense Butterball por permitir el maltrato animal y el abuso sexual dentro de sus plantas.

Mi investigación comenzó en Instagram, donde tanto la cuenta oficial de PETA como PETALatino compartieron un fragmento de una investigación encubierta que documenta los procesos que realiza esta compañía antes de empaquetar, congelar y distribuir sus carnes frías en Estados Unidos y otros países.

Para quienes no estén familiarizados, Butterball es la compañía de producción de pavo más reconocida en Estados Unidos. Fundada en 1954, lleva casi 70 años en el mercado. Aunque al principio no era una multinacional, con los años ha acumulado riqueza y prestigio, tristemente a costa del sufrimiento animal.

Por otro lado, PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) es una organización no gubernamental que lucha por los derechos de los animales desde 1980. Hoy en día es la ONG animalista más grande del mundo, con más de 6.5 millones de aliados, simpatizantes y miembros a nivel global.

Hace apenas cuatro días, PETA publicó en Instagram un fragmento de una investigación encubierta. En ella, un miembro de la organización trabajó durante 40 días en la planta de Butterball en Ozark, Arkansas. Durante más de un mes, documentó actos imperdonables y violentos contra las aves: golpes por aburrimiento, fracturas intencionales de extremidades e incluso abuso sexual al introducirles los dedos en sus cloacas. Todo esto antes de sacrificarlas para su venta. Las imágenes captadas son extremadamente explícitas, y si eres sensible, no te recomendaría buscarlas; la narrativa por sí sola es suficiente para revolver el estómago y despertar indignación.

Para mi sorpresa, esta investigación no es nueva. El pequeño documental titulado Butterball: House of Horrors fue lanzado originalmente en septiembre de 2013. Entonces, ¿por qué está volviendo a ser viral? La razón es que PETA ha relanzado este material ahora que se acercan las festividades. Miles de personas están por realizar sus compras de temporada, muchas de las cuales incluirán un pavo para hornear. En Estados Unidos, donde el Día de Acción de Gracias es una tradición clave, la probabilidad de consumir no solo carne, sino específicamente la marca Butterball, aumenta considerablemente.

En México, Butterball está disponible en cadenas de supermercados como Soriana, Walmart y H.E.B. Además, en algunos estados se puede adquirir a través de plataformas como Mercado Libre y Rappi.

¿Dejar de consumir una marca en particular erradicará la violencia y el maltrato en la industria avícola? Desgraciadamente no. Sin embargo, al conocer esta información adquirimos una responsabilidad moral. Cuestionar la procedencia de los productos que consumimos debería ser una práctica cada vez más común.

Si deseas adoptar un consumo más responsable pero no estás listo para dejar de comer carne por completo, puedes empezar reduciendo tu ingesta. Una opción sencilla es el Meatless Monday (Lunes sin carne). En cuanto a productos de belleza, muchas marcas ya cuentan con certificaciones como PETA Approved, Cruelty Free o Vegan, que garantizan que no han sido probados en animales.

Luchar contra gigantes globales como Butterball parece una tarea titánica, casi imposible, pero es crucial que estos casos de violencia extrema no solo se denuncien, sino que se expongan públicamente. Es poco probable que detengamos las grandes producciones de las industrias animales, pero sí podemos exigirles que mejoren sus procesos, que implementen reglas más estrictas y supervisión rigurosa, y que asuman la responsabilidad de las atrocidades que han permitido y ocultado por dinero. Porque, como diría mi perro si hablara… «A otro perro con ese hueso» ya basta de ignorar el maltrato animal en nombre de la producción masiva.

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