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Fernanda Paredes

Las madres diferentes

¿O madres atípicas? Estoy escribiendo esta columna desde un café muy comercial que me dará los dos expresos que necesito para seguir adelante, pensando qué es ser una “madre normal” y porqué necesito usar el término mamá diferente para definirme y a las mamás que maternamos hijos o hijas con discapacidad, ojo, no mamá especial ni mamá guerrera ni luchadora incansable: Madre diferente.

María Soledad Torres Dávila así nos llamó en su libro Género y discapacidad: Más allá del sentido de la maternidad diferente y me gustó mucho, me voló la cabeza lo simple y compleja que es la construcción del sujeto madre diferente. Entonces de ahora en adelante una madre normal es quien materna hijos sin discapacidad y una madre diferente es quien materna hijos con discapacidad.

Ser una madre diferente es saber un chingo sobre un diagnóstico que no tienes y que cambió tu vida, es haber sufrido mucho por que tu cría no logrará hitos del desarrollo como sus pares, es volverte enfermera o terapeuta sin querer, es celebrar las cosas chiquitas como que coma algo nuevo, diga una palabrita en contexto o aprenda a soplar una vela, es correr a terapia, es emocionarte mucho por encontrar terapeuta, escuela, médico o un lugar seguro para cortarle el cabello a tu hijo o hija. Entre muchos otros ejemplos que me identifican, emocionan y hacen llorar.

¿No les súper choca que les digan que las admiran? O sea, yo sé que son fabulosas, yo misma sé que soy guapa e inteligente, pero la gente nos conoce muy poco y nos dice que nos admira por ser madres de una cría con discapacidad me vuelve loca, ¿de qué me admiras, ridiculx? No sabes que le doy papas de desayunar a mijo los sábados y que se porta mejor cuando no estoy cerca. Lo que quieren decir estas personas es que admiran que vivamos nuestra vida, que se seamos felices al lado de nuestros hijos, cosa que me parece poco menos que un insulto, porque nos colocan dentro de una narrativa de tragedia.

Me encantaría conocer más madres diferentes y que nos diéramos tiempo de tomarnos un cafecito mientras alguien nos cuida a las criaturas, pero la vida va de prisa cuando eres una madre diferente. Hay que darnos tiempo para conocernos y hacer una red porque estoy segura de que, como madre diferente, no te identificas con las madres normales que tienes cerca, te escondes de madres que tienen conversaciones de niños sin discapacidad; que hablan del futbol, del show de talentos o de la clase de baile.

En lo que encontramos un tiempo voy a seguir buscando espacios para hablar de mi criatura y mi maternidad diferente, además de leer sobre historias parecidas a la mía.

Hasta la próxima crónica atípica, se aceptan mentadas de madre, chismes y arguendes. 

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