Dos pesitos de reflexión sobre el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo
Por Fernanda Paredes
@ferkillerqueen
Una de las cosas que tienen que saber sobre mí es que cada espacio que ocupo, lo utilizó para hablar sobre el autismo. Tengo un hijo de 8 años dentro del Espectro Autista, por lo que me importa que todas y todos estemos conscientes como sociedad de lo que significa el Trastorno del Espectro Autista. Para llegar a ser lo inclusivos, respetuosos y empáticos que necesitan y merecen las personas dentro de esta neurodivergencia.
El día 2 de este mes se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. La ONU lo define como un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación, las interacciones sociales y los patrones de comportamiento, lo caracteriza una alta sensibilidad sensorial (al ruido, las texturas, olores, etc). Es un espectro por lo que cada persona puede poseer diferentes características.
Yo no puedo hablar por las personas autistas o con autismo (depende de cómo se identifiquen), mi hijo no habla aun así que puedo decir algunas cosas por él, sin embargo, mi principal interés es hablar como mamá de un niño con autismo, no por todas, solo por mí, aunque espero que alguna se identifique conmigo.
Como persona que ama a una persona con autismo me parece necesario nombrarlo, escuchar a las personas con autismo y sus familias, y concientizar desde mi trinchera, porque como dice Eulalia Lledó: “Lo que no se nombra no existe”, el hecho de que las personas con autismo no sean representadas correctamente contribuye a su invisibilización.
Por lo que hay que destacar que el autismo NO es una enfermedad, se trata de una condición que acompaña a las personas por el resto de su vida y no necesita ninguna cura, únicamente apoyos terapéuticos para lograr mejorar su autonomía y calidad de vida, también señalemos que las personas con autismo tienen el mismo derecho que las demás personas a no ser discriminadas.
Cuando hablo con mamás iguales a mí, coincidimos en la poca empatía hacia nuestras crías con autismo en los lugares públicos cuando existe alguna crisis. Se señala socialmente que son malcriados, demasiado sensibles o les resulta muy incómodo escucharlos llorar o gritar, créanme cuando un niño con autismo está en crisis no se la está pasando bien y sus padres tampoco. Mi hijo tiende a escapar cuando entra en una gran crisis y mis habilidades corredoras han tenido que mejorar a lo largo de estos años.
En una sociedad que además es adultocentrista y se ve mal que los niños (quienes están aprendiendo a regularse) lloren, griten, corran o simplemente jueguen, la empatía por las neurodivergencias es prácticamente nula. Pero que no se nos olvide que las personas dentro del espectro autista no están en su mundo, están en el nuestro y tienen el mismo derecho a ocupar el espacio público que nosotros y soporten, panzones.
Por último, me gustaría decirles a todas las mamás cuidadoras de hijos o hijas con autismo que yo las veo, yo las leo y yo las escucho, que su labor es vital e importante.
Por Fernanda Paredes
@ferkillerqueen