Ana Lilia M., de 50 años, se convirtió en la víctima número 57 de feminicidio en Puebla en lo que va de 2024. Durante 24 años, vivió en condiciones inhumanas, sometida a la violencia física y psicológica de su pareja, Christian Aldo N., y sus tres hijos. La historia de Ana Lilia es una dolorosa muestra de cómo la violencia de género y la explotación laboral pueden destruir vidas, incluso en el seno familiar.
Desde el año 2000, Ana Lilia sufrió violencia constante por parte de Christian Aldo N., quien la aisló de amigos y familiares, la sometió a trabajos forzados y le arrebató todo su dinero. En 2017, cuando heredó la casa de su madre, fue manipulada para venderla, y su pareja se quedó con los 1,300,000 pesos obtenidos, dejándola sin recursos. A partir de entonces, Ana Lilia fue obligada a trabajar sin descanso, sin alimentación adecuada, y fue víctima de tratos crueles, no solo por parte de su pareja, sino también de sus propios hijos mayores, Luis Enrique N., de 20 años, y Martha Julia N., de 19 años.
El 18 de mayo de este año, Ana Lilia logró escapar de su hogar y denunciar a su familia con la ayuda de una amiga. Sin embargo, su salud ya estaba gravemente deteriorada por años de maltrato. Fue internada en el Hospital General de Cholula, donde falleció el 3 de agosto, tras meses de lucha contra una desnutrición severa y diversas infecciones.
La Fiscalía General del Estado de Puebla emitió órdenes de aprehensión contra Christian Aldo N. y sus dos hijos mayores, quienes ahora enfrentan cargos por trata de personas en la modalidad de retención con fines de explotación a través de trabajos forzados. El caso de Ana Lilia es un llamado urgente a la protección de los derechos humanos y a la lucha contra la violencia de género en todas sus formas.