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Fernanda Paredes

Cuando la escuela deja de ser un lugar seguro para la infancia: Un niño con autismo es maltratado en Cholula y su mamá denuncia

Mi asesora de tesis, la doctora Nancy, me tiene presente cuando se trata de temas sobre autismo y maternidad. Recientemente, me compartió por Facebook una noticia indignante de nuestra ciudad: Nataly, madre de un niño de 5 años con autismo, ha denunciado a la directora del preescolar del Centro Escolar Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara (CEDAT) en San Andrés Cholula, Puebla, por agredir físicamente a su hijo.

El incidente ocurrió cuando el pequeño jugaba en el carrusel de la escuela y la directora, en lugar de intervenir de manera adecuada, lo empujó, provocando su caída. Ante esto, Natalyllevó a su hijo a una revisión médica y presentó una queja formal ante las autoridades educativas, exigiendo una investigación y la destitución de la directora. Leer esto me llenó de coraje y una profunda tristeza. Mi hijo Fernando tiene dificultades para permanecer mucho tiempo en la escuela o completar todas las actividades que le piden; incluso le cuesta bajarse de los juegos cuando termina el receso. Me aterra pensar que pueda encontrarse con maestras o maestros como esta directora, personas que consideren válido maltratarlo o que justifiquen su violencia bajo el argumento de que «no presta suficiente atención».

Me aterra aún más porque Fer dice pocas palabras, como muchos niños con autismo que no pueden expresar con facilidad si algo les molesta o si necesitan ayuda. Mi hijo no puede contarme cómo le fue en la escuela, y eso me llena de angustia. Pienso en cuántos padres y madres, al escuchar noticias como esta, optan por no enviar a sus hijos a la escuela o se quedan con ellos todo el día en ella, temiendo que algo así les ocurra. Pero esta no debería ser la única opción, porque también es fundamental que desarrollen autonomía y socialicen. La solución no debería ser aislarlos, sino garantizar que estén en entornos seguros, con personas capacitadas y empáticas.

Es indignante que, en un espacio diseñado para la infancia, donde se supone que el personal está capacitado para atender a los niños con respeto y cuidado, ocurran actos de violencia como este. No solo es una violación a los derechos de la niñez, sino que también refleja problemáticas que las madres de niños con autismo enfrentamos constantemente: la discriminación hacia nuestros hijos, la falta de preparación del personal educativo y el adultocentrismo arraigado.

Los niños están aprendiendo a gestionar sus emociones; no son adultos en miniatura, y los niños con autismo pueden tener dificultades para comprender la transición entre actividades, especialmente si disfrutan de ellas. Por ello, una madre espera que, en un entorno escolar, existan estrategias que fomenten el aprendizaje en lugar de recurrir a la violencia. Sin embargo, la realidad es otra: seguimos viendo cómo nuestros hijos son maltratados, incomprendidos y señalados. Y no, no vamos a pedir perdón por ellos. Ningún niño debería ser tratado de esta manera. Es momento de cuestionarnos cómo nos relacionamos con la infancia y de exigir un trato digno para todos los niños.

Si no tienes ética profesional ni vocación para trabajar con niños, no deberías estar en una escuela. Es absurdo que las madres —de niños con autismo o no— tengamos que enfrentarnos a una sociedad que ve a la infancia como algo molesto, como seres a los que hay que disciplinar a toda costa en lugar de acompañarlos en su desarrollo. Las escuelas deberían ser espacios de confianza, no lugares donde temamos por la seguridad de nuestros hijos. Espero que esta escuela y las autoridades tomen medidas ejemplares para que situaciones como esta no vuelvan a ocurrir. Quienes se dedican a la educación tienen la responsabilidad de actuar con empatía y respeto, considero que, en caso de niños dentro del espectro autista, esto se podría lograr con información, necesitamos seguir poniendo el autismo en la mesa, seguir concientizando a las personas sobre este.

Hasta aquí mi entrada atípica, abrazos a todas las madres y padres que acompañan a sus hijos con autismo en este complicado camino de la escolarización.

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