En medio del caos, la furia colectiva y las consecuencias de un hecho que sacudió a Tehuacán, hubo una historia que merece ser contada desde el corazón: la de Fénix, un perrito que fue rescatado entre las cenizas de lo que alguna vez fue su hogar.
Todo comenzó tras la brutal agresión que sufrió Misael, un joven vendedor de cocos, a manos de un locatario y su hijo. La indignación ciudadana no se hizo esperar: protestas, redes encendidas y finalmente, actos de justicia por mano propia que derivaron en la quema del domicilio de los agresores.
Pero entre la rabia y el fuego, hubo un inocente olvidado. Uno que no tenía nada que ver con la violencia de sus dueños. Un perrito. Solo, asustado, empapado entre agua estancada, con el cuerpo tembloroso y cubierto de cenizas. Así fue encontrado Fénix por la asociación TAC Una Protección al Entorno A.C., que, fiel a su causa, alzó la voz por quienes no pueden hacerlo.
La historia no fue sencilla. Aunque vecinos aseguraban que dentro de la vivienda había perros, Protección Civil lo negó en un primer momento. Sin embargo, Patricia Aguilar, presidenta de TAC, no se dio por vencida. Tocó puertas, hizo llamados, presionó en redes y, finalmente, logró que la Fiscalía General del Estado de Puebla autorizara el ingreso a la propiedad.
Y así, con el respaldo de la Policía Municipal, Fénix fue hallado entre los restos de lo que una vez fue una cocina. No huyó, no ladró… solo esperó. Esperó que alguien viera más allá del humo. Esperó ser rescatado.
El momento fue transmitido en vivo. Patricia, conmovida, compartió con todos el instante exacto del rescate. De inmediato, el lomito fue llevado a una clínica veterinaria, donde confirmaron que tenía quemaduras y llagas, pero también vida, fuerza y —ahora— una nueva oportunidad.


Hoy, Fénix comienza un camino hacia la recuperación. Y aunque las heridas no solo marcaron su piel, sino también su alma, ahora está rodeado de personas que le brindarán amor, atención y una segunda oportunidad. Una historia que, como su nombre, simboliza el renacer entre las cenizas.
Desde este medio, aplaudimos la incansable labor de TAC y de todas las personas, autoridades y ciudadanos que hicieron posible este rescate. Porque en medio de la tragedia, ellos decidieron apostar por la compasión.
Sin embargo, es importante reflexionar: ninguna injusticia se soluciona con más violencia. Los hechos que provocaron el incendio de la vivienda y pusieron en riesgo a seres inocentes como Fénix son inaceptables. La indignación es legítima, pero el camino hacia la justicia debe construirse desde el respeto a la ley y la vida.
Hoy celebramos el rescate de Fénix. Que su historia nos recuerde que siempre se puede elegir hacer el bien, incluso cuando el mundo arde a nuestro alrededor.
