La Laguna de Bacalar está en riesgo. Dos jueces han ordenado frenar las obras de construcción cerca del Fuerte de San Felipe y la zona federal de la laguna… pero la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) continúa violando la ley.
El pasado 15 de mayo, Greenpeace México denunció públicamente que las obras siguen en marcha. A través de videos difundidos en redes sociales, se evidencia el avance de la construcción, a pesar de los fallos judiciales que ordenan su suspensión. “Los desarrollos inmobiliarios están destruyendo ecosistemas costeros y acuíferos”, advirtió la organización. “Ahora, incluso la Sedena busca sacar provecho de la belleza de la selva maya para su propio beneficio”.
Según Greenpeace, la Sedena ha iniciado trabajos de relleno y dragado en plena zona federal, sin consulta ciudadana y con argumentos que minimizan el impacto ambiental. Sin embargo, ya se han documentado consecuencias graves:
- Alteración de la morfología natural de la laguna.
- Dispersión de materiales que afectan el cuerpo de agua y su biodiversidad.
- Vibraciones por maquinaria pesada que podrían dañar el Fuerte de San Felipe, patrimonio histórico de la región.
La Laguna de Bacalar es un ecosistema único, hogar de especies fundamentales para el equilibrio ecológico de la región. Lo que está ocurriendo es más que una obra ilegal: es una agresión directa al patrimonio natural y cultural de México.
Greenpeace hace un llamado urgente a las autoridades ambientales y judiciales a actuar con firmeza. La protección del medio ambiente no debe estar sujeta a intereses militares, empresariales ni turísticos. Es inaceptable que un organismo del propio gobierno viole la ley, ignore las resoluciones judiciales y mantenga una obra que claramente representa un daño ambiental significativo.
¡Proteger Bacalar es proteger la vida! No podemos permitir que proyectos públicos o privados destruyan la selva maya. El desarrollo sostenible es posible, pero no a costa de los ecosistemas que nos sostienen.