DEJANDO HUELLA

Entrevista perronas con gente de pocas pulgas

AULLIDOS POLÍTICOS

Las noticias que resuenan a nivel local, nacional y mundial

“Me los quitaron como si fueran cosas”: Chago Gallo rompe en llanto tras perder a sus 45 venados; presión social logra que Profepa se los devuelva

Arteaga, Michoacán. – Santiago Gallo Paniagua, mejor conocido como Chago Gallo, vivió uno de los episodios más dolorosos de su vida este pasado fin de semana. Y no, no fue por política, ni por el calor infernal de mayo: fue porque le quitaron a sus venados, aquellos que había criado desde que eran apenas dos crías huérfanas hace más de una década.

Todo ocurrió el sábado 17 de mayo, cuando personal de la Profepa, del Zoológico de Morelia, la UMA San Francisco Uruapan y la Policía Municipal llegaron a su predio ubicado en El Guayabo Sur, municipio de Arteaga, Michoacán, para llevarse a 39 de los 45 venados cola blanca que vivían ahí. La razón oficial: el predio no contaba con autorización ni plan de manejo para tener ejemplares de vida silvestre. En resumen: no tenía «los papelitos».

Chago no lo podía creer. “Yo los cuidé desde pequeños, eran solo dos cuando me los trajeron. Les di amor, comida, cuidados, y se volvieron 50… y de la noche a la mañana vienen y me los quitan”, dijo entre lágrimas en una transmisión en vivo que terminó por incendiar las redes sociales.

La indignación no tardó en hacerse viral. En cuestión de horas, miles de usuarios exigieron explicaciones a las autoridades ambientales y acusaron al Zoológico de Morelia, encabezado por su director Julio César Medina Ávila, de actuar con frialdad burocrática y sin sensibilidad hacia el trabajo del activista. Hasta hubo quienes pidieron boicot al zoológico. Y claro, los memes tampoco faltaron, con frases como «Ya ni a Bambi lo trataron así».

¿Qué dice Profepa de todo esto?

Días después del escándalo, la Profepa emitió un boletín oficial para explicar su versión de los hechos. En él, detalla que la reubicación se originó desde septiembre de 2023, cuando Chago presentó un escrito poniendo “a disposición” los venados, buscando regularizar su situación. Tras una inspección, se confirmó que no existían permisos de la Semarnat ni documentación que acreditara la legal procedencia de los 36 venados que había en ese momento.

Desde entonces, Profepa dejó los venados en el mismo lugar bajo resguardo temporal, dándole oportunidad a Gallo de registrar el predio como Unidad de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA). Pero según la dependencia, nunca se entregó la documentación requerida. En la última inspección del 17 de mayo, se encontró que la población había crecido a 45 ejemplares.

Aplicando protocolos veterinarios y con anestesia (nada de lanchas ni persecuciones tipo película), 39 venados fueron trasladados a dos predios autorizados, mientras que seis permanecieron en el lugar por razones logísticas.

El poder de la gente: ¡Sí se pudo!

Pero la historia no terminó ahí. Tras la presión social, los hashtags, los mensajes de apoyo (y uno que otro regaño con toda la enjundia michoacana), Profepa se sentó a dialogar con el abogado de Chago Gallo. Y como en las buenas novelas, hubo final feliz… o al menos, esperanzador.

Este miércoles se informó que la Profepa accedió a devolverle gradualmente los venados, en el marco de un programa conjunto de conservación de la especie. Así, mientras se adecuan las instalaciones y se amplía el espacio del criadero, algunos ejemplares permanecerán bajo resguardo temporal del zoológico.

Chago, con la voz entrecortada pero más tranquilo, declaró:

Soy muy feliz porque hoy el Gobierno escuchó mi petición… vamos a trabajar con el bien de mis hermosos y preciosos animalitos”.

También pidió a sus seguidores cesar los mensajes de odio y mantener el respeto durante el proceso. La lucha no era contra nadie, sino a favor de los animales.

Más que un caso: una llamada de atención

Este caso visibiliza una realidad que enfrentan muchos cuidadores y activistas en México: la falta de vías claras y accesibles para regularizar esfuerzos ciudadanos a favor de la fauna. Entre la maraña burocrática y los vacíos legales, muchos como Chago terminan criminalizados por lo que debería celebrarse: el amor a la vida silvestre.

Porque sí, cuidar venados no es cosa fácil. Pero para Chago Gallo, eran parte de su familia, no un “recurso natural”.
Y como bien dijo una usuaria en redes:

“Al que da amor no se le arrebata, se le ayuda. Así de simple”.