La actriz y modelo mexicana Eiza González, quién saltó a la fama en la farándula nacional por su papel estelar en la novela juvenil «Lola érase una vez», ha levantado una vez más controversia en las redes sociales tras su deslumbrante aparición en el Met Gala de este año. Aunque su presencia en el evento fue impecable, sirvió como plataforma para que González expresara su sentir sobre la falta de aprecio por parte de los mexicanos hacia su persona.
Durante la alfombra roja, mientras conversaba con la prensa, se proclamó muy orgullosa de ser mexicana y a continuación dijo no sentir el mismo amor de regreso, pero procura enfocarse en su trabajo.
Desde su incursión en Hollywood, González ha sido objeto de debate y crítica, especialmente por parte de la comunidad digital mexicana. El fenómeno de malinchismo que ha marcado la carrera de Eiza González se ha evidenciado repetidamente en las redes sociales, donde cada vez que es tendencia, cada vez que aparece en un evento, los comentarios se centran más en su aspecto físico que en su trabajo actoral. A pesar de ser una mujer de belleza destacable, las críticas hacia sus procedimientos estéticos y su vida amorosa son constantes, eclipsando su talento y dedicación en cada proyecto.
La polémica en torno a González resalta la persistencia de estereotipos de género y la baja autoestima cultural que prevalece en la sociedad mexicana. El malinchismo de género, particularmente evidente entre las mujeres, refuerza la idea de que el éxito de una mujer debe atribuirse a su aspecto físico en lugar de su talento y esfuerzo.
Es crucial reconocer el trabajo y el talento de Eiza González más allá de su apariencia física. Su destacada participación en la Met Gala 2024, junto con su trayectoria profesional en la industria del entretenimiento, son testimonio de su dedicación y habilidad como artista. Es hora de poner fin al malinchismo digital y valorar a las mujeres por su talento y logros, no por su aspecto físico o vida personal.