La doctora María Guadalupe Hernández Linares, investigadora del Centro de Química del Instituto de Ciencias (ICUAP) de la BUAP, obtuvo una nueva patente por el desarrollo de un compuesto con capacidad antiproliferativa, derivado del barbasco, planta endémica de México. Su investigación representa un avance significativo en la lucha contra el cáncer de mama y cérvico uterino, dos de las principales causas de muerte en mujeres en el país.
Un hallazgo con raíces mexicanas
El compuesto patentado fue obtenido a partir de la Dioscorea composita, conocida comúnmente como barbasco, una planta silvestre que crece principalmente en Oaxaca, Veracruz y el norte de Puebla. Esta especie es rica en saponinas, de las cuales se extrae la sapogenina, base del esteroide utilizado para sintetizar el nuevo compuesto con efecto anticancerígeno.
“A dosis muy pequeñas, este compuesto mostró una actividad antiproliferativa significativa: reduce en casi 90% la proliferación de células tumorales de cáncer de mama y en 15% las de cáncer cérvico uterino”, explicó la doctora Hernández Linares.
El compuesto fue probado in vitro en el Laboratorio de Fisiología Celular de la Facultad de Medicina, bajo la coordinación de la doctora Maura Cárdenas García, con resultados positivos que fueron publicados en un artículo científico. El avance se enfoca especialmente en el cáncer de mama triple negativo, una de las variantes más agresivas y con menor respuesta a los tratamientos convencionales.
Ciencia con historia y futuro
Este hallazgo se suma a una rica historia de innovación científica en México en torno al barbasco. En la década de 1940, el químico estadounidense Russell Marker descubrió su potencial para sintetizar hormonas esteroidales, lo que derivó en la creación de la empresa Syntex y, años después, en la invención de la píldora anticonceptiva gracias al trabajo de Luis Ernesto Miramontes.
Hoy, el equipo de la doctora Hernández Linares retoma esa ruta científica con una visión contemporánea y social. Actualmente, cuenta con cinco patentes otorgadas y más de 12 en proceso, lo que la posiciona como una de las científicas más productivas de la institución en este campo.
Hacia una aplicación terapéutica
El siguiente paso es escalar la producción del compuesto para facilitar su transferencia a la industria farmacéutica, lo que permitiría avanzar hacia ensayos clínicos y su eventual uso como tratamiento.
La línea de investigación también contempla otros compuestos esteroidales con fines terapéuticos, como anabólicos sin efectos androgénicos, útiles para enfermedades que provocan pérdida de masa muscular, como el SIDA, ciertos tipos de cáncer o el COVID-19.
Un esfuerzo colectivo
Este logro fue posible gracias al trabajo colaborativo con especialistas como los doctores Gabriel Guerrero Luna, Fermín Flores Manuel, Sylvain Bernés, y la maestra Alejandra Ortiz González, además de un equipo comprometido de estudiantes de posgrado que continúan fortaleciendo esta línea de investigación con alto potencial médico.
Con esta nueva patente, la BUAP refrenda su compromiso con la innovación científica y la salud pública, desarrollando conocimientos con impacto real en la vida de miles de personas.



